Tendré que hacer una nevada montaña
de este montón de harina,
un bosque de estas tres enfiladas encinas
que miro y están solas,
una cascada del chorro de agua fría
que mi mano intercepta
y de la concesión, un géiser.
Desconectada, como erizo sin su cueva entre el pasto,
tendré que prevenirme de tanta ímproba realidad,
alta en el árbol del malestar,
como mono que va perdiendo su selva.
*Ida Vitale. De trema (2005)
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